A finales de diciembre ningún ciudadano ruso queda fuera de los preparativos para el Año Nuevo, incluso los que están encarcelados por haber cometido delitos.
La alegría de las fiestas navideñas consigue traspasar todo tipo de barreras. Los presos de una cárcel en la región de Tula, al sur de Moscú, también se preparan para celebrar la Nochevieja con toda la grandeza que requiere esta fiesta. Los habitantes de este reformatorio preparan un concierto donde los más talentosos tendrán la posibilidad de hacer sus propias actuaciones, sean de música o de circo.
Ya falta muy poco para la llegada del próximo año, y para los reos condenados este acontecimiento trae una alegría mayor. Aquí se mira con especial atención al calendario, ya que cada año les acerca a su salida a la libertad. “Cuanto más cerca está el Año Nuevo, más corto es el camino a casa. Para mí la felicidad es la posibilidad de celebrarlo sano y salvo”, dice el preso Stanislav.
Casi todos los habitantes del penal confiesan que el regalo más deseado por ellos para el Año Nuevo es la libertad que un día perdieron por su propia culpa. Algunos de los presos ya tienen planes ambiciosos para realizar fuera de las rejas carcelarias. Por ejemplo, Vladímir, que hace el papel de Papa Noel en la fiesta navideña, está convencido de que su vocación es ser artista. Y esto es lo que quiere hacer al salir libre, algo que puede suceder dentro de unos cinco años.
A la hora del espectáculo sus participantes tendrán muchos espectadores. No se trata tan sólo de los empleados del recinto. El 31 de diciembre los empleados del reformatorio organizan un día de puertas abiertas en el que todos los familiares de los reos pueden ir de visita y presenciar las actuaciones. Los mejores recibirán más estímulos para seguir con sus obras, por ejemplo, un regalo navideño o un paquete extra de ropa y provisiones, pero todo en el marco de la ley.
“Cada uno de los reos condenados, a pesar de que se encuentra aquí por cometer algún delito, para nosotros, en primer lugar, es un ser humano, una personalidad, y así lo tratamos”, asegura Dmitri Zhdánov, jefe interino de la colonia. “Por eso, si lo desea, le damos una oportunidad de revelar su personalidad, a través de la música, los espectáculos y otras actividades”, continúa.
Con todo esto, el Año Nuevo, aparte de ser la fiesta más querida por los rusos, se convierte en una actividad reformatoria. Si por lo menos uno de estos presos sale de las paredes carcelarias siendo una persona mejor, la tarea estará cumplida.