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Fuegos pirotécnicos: el primer peligro de las fiestas navideñas

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El Año Nuevo es la fiesta más esperada por los rusos, pero cada año esta fecha también está marcada por graves accidentes, principalmente relacionados con los fuegos pirotécnicos.
Fuegos pirotécnicos: el primer peligro de las fiestas navideñas

El Año Nuevo es la fiesta más esperada por los rusos, pero cada año esta fecha también está marcada por graves accidentes, principalmente relacionados con los fuegos pirotécnicos.

En las fiestas navideñas el aire de Moscú y de otras ciudades de Rusia tradicionalmente se inunda de estallidos de petardos. Cada año muchas personas acaban gravemente heridas por un uso incorrecto de la producción pirotécnica o por fuegos artificiales de mala calidad. El moscovita Alexánder Mezhevikin fue uno de los siniestrados por una explosión de pirotecnia.

“Coloqué un petardo sobre la nieve, cumpliendo todas las normas de seguridad, incluso intenté encender la mecha del petardo manteniendo la distancia de un brazo”, cuenta Alexánder. “Sin embargo, en cuanto acerqué el mechero al artefacto se produjo una explosión”, continúa. Primeramente el joven no comprendió que estaba gravemente herido, ya que se encontraba en estado de 'shock' y no entendía qué pasaba.

“Me toqué la cara y noté que se había convertido en un revoltijo de músculos y huesos. Entré corriendo en casa, me miré en el espejo y me asusté muchísimo. Era algo horroroso”, dice el siniestrado. Alexánder terminó con graves daños en su boca y en las vías respiratorias. De hecho, siguen sin curarse totalmente sus heridas nasales.

Este tipo de situaciones, como también el incendio que hace algunas semanas mató a más de 150 personas en un club en Perm y que fue ocasionado por el mal uso de fuegos pirotécnicos, han obligado a las autoridades a reaccionar. Según el jefe del Departamento de Incendios de Moscú, Oleg Naydenkov, ahora está prohibido el uso de artículos pirotécnicos en los edificios y recintos cerrados, incluso el de aquéllos cuyo manual permita su utilización dentro de diferentes clases de habitaciones. “El tema será controlado por las autoridades pertinentes”, promete el funcionario.

En cuanto a Alexánder, para él no hay vuelta atrás. Además de las heridas físicas y su lenta recuperación, el joven debe luchar diariamente con las secuelas psicológicas que el accidente le ha acarreado. “Intento no acercarme a estos artefactos. Cualquier ruido fuerte me da miedo, incluso cuando se trata de un portazo”, dice Alexánder. “Creo que tardaré mucho tiempo en superar este miedo, y espero que los que escuchen mi historia dejen de usar artefactos pirotécnicos”, exhorta el joven siniestrado.

En el año 2006, 197 personas resultaron dañadas por accidentes con fuegos pirotécnicos, pero esa cifra ha bajado hasta los 65 lesionados durante el último fin de año, y se espera que siga disminuyendo. Más y más personas entienden que los fuegos artificiales no son juguetes y no quieren arriesgar su salud y su vida, explosionando petardos.

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