Según explicó un contrabandista bajo pseudónimo Abu Khaled a la revsita 'Time', los rebeldes sirios saquean cientos de yacimientos arqueológicos y los museos, porque la manera más fácil de conseguir armas es a través de las antigüedades.
“La guerra nos beneficia. Compramos las antigüedades a bajo precio y les vendemos a un precio mucho más elevado armas adquiridas en el mercado negro en los países límitrofes”, dijo el contrabandista.
La magnitud del saqueo podría incrementarse en los próximos meses, ya que los rebeldes, conscientes de este comercio, están preparando una auténtica división de ‘excavadores’ a fin de establecer un programa de financiación a través de la venta de estos objetos, según investigaciones de los periodistas de 'Time', Aryn Baker y Majdal Anjar.
Como las antigüedades son moneda de cambio para conseguir más armas, esto prolonga el conflicto, provocando más víctimas y destrucciones en monumentos, yacimientos y edificios con valor histórico y artístico.
De momento, los seis lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco ya han sido dañados y saqueados. A su vez, esto dinamita cualquier capacidad de recuperación económica basada, precisamente, en el turismo que, tradicionalmente, ha sido uno de los pilares económicos del país, que cuenta con un rico patrimonio histórico.