Aunque los partidarios de la independencia catalana sostienen que de este modo se solucionarían gran parte de los problemas financieros, algunos expertos coinciden en que sería un paso equivocado y que la nueva nación saldría más perjudicada que beneficiada.
De la región más rica de España, a la nación más pobre
Según un informe del catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid Mikel Buesa, con la independencia Cataluña perdería no menos del 25% del PIB.
“Actualmente”, señala en declaraciones al diario español ABC, “el PIB por habitante de Cataluña ronda los 28.200 euros; un recorte de entre el 20% y el 25% lo dejaría entre los 21.000 y los 22.600 euros”.
Buesa opina que Cataluña pasaría “de ser una región más rica que la media española a una nación más pobre que esa media”.
Caída de ingresos fiscales
En lo que refiere al debatido tema del pacto fiscal, el economista Ángel de la Fuente sostiene que las estimaciones a favor de dicho acuerdo por parte de grupos nacionalistas catalanes no son acertadas. Argumenta que una reducción del PIB conllevaría de forma inmediata una caída paralela de los ingresos fiscales.
Asimismo, según el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, Juan Rosell, Cataluña cuenta con un problema de financiación que “no se puede obviar”. Rosell, que no esconde su preocupación por la apuesta independentista, afirma que los empresarios defienden un mercado único pero también insta al Gobierno central a que no ignore el malestar de esta autonomía y encuentre una solución a sus problemas económicos.
“La promesa del independentismo es la del empobrecimiento”, subraya Buesa, que considera que “una Cataluña independiente se enfrentaría a una década de un empobrecimiento brutal" de la que no podría salir en mucho tiempo.
Separación de la UE
La secesión supondría, según expertos, la separación de la Unión Europa y la pérdida del euro y de las ayudas comunitarias.Sus fronteras con España y con el resto de socios europeos afectarían a más del 80% de sus flujos comerciales, que en la actualidad dependen mayoritariamente del mercado español.
Además, las multinacionales que valoran la pertenencia del país a la unión monetaria podrían acabar optando por la deslocalización. La competitividad de los productos y servicios catalanes experimentarían un serio declive por los sobrecostes arancelarios y las empresas sufrirían un efecto rechazo desde España.
Temido efecto dominó en España y en Europa
La ola independentista catalana coincide con un momento muy duro en España, donde el endeudamiento de todas las comunidades alcanza los 36.000 millones de dólares y el de Cataluña supone más de un tercio de esta cantidad.
Algunos expertos opinan que una secesión catalana podría animar a otras regiones en la Península Ibérica en particular y en Europa en general, a seguir sus pasos.
La excesiva centralización de los Gobiernos en Italia, Bélgica y el Reino Unido ya ha llevado a movimientos separatistas en regiones de estos países a luchar por su independencia. Así, en Escocia, el líder del Partido Nacional Escocés, Alex Salmond, ya está preparando un referéndum sobre la independencia de esta región para 2014.