Así lo revela el sondeo comparativo llevado a cabo en 20 países del continente americano, EE.UU. incluido, por la empresa de opinión pública mexicana Consulta Mitofsky.
El presidente estadounidense, Barack Obama, ocupa la décima posición en este ranking. A dos meses de enfrentar las elecciones, en las que busca por el Partido Demócrata un segundo mandato, goza de la aprobación del 49% de sus compatriotas: una cifra que se sitúa muy cerca de los índices de intención de voto divulgados recientemente por las encuestadoras norteamericanas.
A Obama le adelantan con preponderancia (aunque no únicamente) los políticos de la izquierda del conjunto de los líderes latinoamericanos. Mauricio Funes ocupa el segundo puesto, con la aprobación del 72% de los encuestados en El Salvador. A favor de Hugo Chávez se expresaron en Venezuela el 64% de los que participaron en el sondeo. La gestión de la presidenta brasileña, Dilma Russeff, se ve aprobada por el 62% de la población (quinta línea). Daniel Ortega se hace con el apoyo del 59% de los nicaragüenses (séptimo lugar).
En la lista de los que recibieron una nota ‘alta’ por parte de la empresa mexicana aparecen el presidente de Guatemala, el derechista Otto Pérez Molina (69%) y el centrista de la República Dominicana, Leonel Fernández (61% de respaldo).
Entre los gobernantes con aprobación media la consulta destaca a Juan Manuel Santos, de Colombia, que goza con un apoyo del 54% de los colombianos encuestados, tras bajar 13 puntos porcentuales. Le sigue Ricardo Martinelli, de Panamá, quien cayó ocho posiciones y recibió el 52% de aprobación.
Los mandatarios con evaluación baja, según el sondeo de Consulta Mitofsky, son Cristina Fernández de Kirchner (Argentina, 43%), Evo Morales (Bolivia, 41%), Ollanta Humala y José Mujica (Perú, Uruguay, ambos se hacen con el 40% de respaldo), Stephen Harper (Canadá, 37%), Federico Franco (Paraguay, 36%) y Sebastián Piñera (Chile, 36%).
Los últimos dos sitios los ocupan el mandatario hondureño, Porfirio Lobo, y la costarricense, Laura Chinchilla con la aprobación del 14% y 13%, respectivamente. Ambos cuentan con la valoración más baja durante su mandato y porcentajes muy lejanos a aquellos con los que iniciaron su gestión.