Así, según precisa el autor del estudio, Khosrow Semnani, experto en gestión de residuos nucleares, la planta de conversión de uranio de Isfahan, el blanco casi seguro de una eventual campaña de bombardeos, alberga 371 toneladas de hexafluoruro de uranio y se encuentra a las puertas de la ciudad. Las partículas tóxicas liberadas a causa de un ataque llegarían al centro del núcleo de población más cercano en una hora, matando a unas 70.000 personas, además de someter a radiación a otras 300.000.
‘Igual que Chernóbyl’
De acuerdo al informe, la exposición de la población a estas substancias tóxicas "destruirían sus pulmones, los dejarían ciegos, producirían quemaduras graves en el cuerpo y dañarían los órganos vitales".Las predicciones de toxicidad a largo plazo y la cantidad de las víctimas posteriores son igual de sobrecogedoras. "Las cifras serían alarmantes", advierte Khosrow Semnani, ya que "estamos hablando de una catástrofe de la misma clase que la de Bhopal y de Chernóbyl".
Irán no está preparado
El estudio sugiere que Irán, con su pobre infraestructura médica, no está preparado para hacer frente a un lluvia radioactiva de tal magnitud y quedaría rápidamente superado por las consecuencias de la catástrofe.Debido a que el Gobierno de la república islámica es consciente de ello, "este tema es intocable para los medios de comunicación iraníes, que tienen prohibido cubrirla", revela Jamshid Barzegar, un analista de la edición persa de la cadena BBC. "Solo se habla de las tácticas y de la resistencia, de que el pueblo iraní saldrá ileso del ataque", precisa el experto.
La publicación de este informe se produce en medio de una nueva espiral de tensión entre Irán y Occidente, marcada por las amenazas de Israel de atacar a la república islámica bajo la justificación de la supuesta construcción de armas nucleares por parte de Teherán, hecho que las autoridades locales siempre han desmentido.