Desde la retirada de las tropas estadounidenses en diciembre pasado en cumplimiento de la promesa política de Barack Obama, el número de terroristas de Al Qaeda se ha duplicado: hasta 2.500 militares realizan unos 140 ataques cada semana, informa AP, citando a varios altos cargos militares iraquíes.
El año pasado los extremistas contaban con tan solo mil personas, que causaron un promedio de 75 atentados y ataques por semana.
Los militares informaron de que en el oeste del país han reaparecido campos de entrenamiento para nuevos partidarios del terrorismo islamista. Uno de ellos fue descubierto en el desierto cerca de la frontera sirio-iraquí, según la información proporcionada por el teniente general Ali Ghaidan, el comandante de las fuerzas terrestres del Ejército de Irak.
Otros dos cargos militares apuntaron a que últimamente los terroristas de Al Qaeda se trasladan fácilmente de Irak a Siria en las áreas fronterizas sin protección. En Siria proporcionan ayuda a los rebeldes armados de la oposición con el objetivo de derrocar el Gobierno de Bashar al Assad.
Los expertos subrayan que tras la retirada de las tropas estadounidenses el país sufre mayor inestabilidad y que el nuevo régimen, débil, es poco capaz de controlar la situación, lo que demuestra la reciente ola de atentados en Irak.
Por desgracia, esta situación puede repetirse en Afganistán, de donde Washington pretende salir para 2014. Varios analistas creen que el poder aumentado de los extremistas talibanes en el país, las malas condiciones de la vida civil y la debilidad del régimen pro occidental provocarían una fuerte crisis política, hasta la destitución del Gobierno actual.