Mientras prácticamente nadie duda que el premio Nobel de Ciencias se otorgue por avances científicos merecidos, los criterios del Comité para otorgar el de la Paz a veces produce confusión. El pretexto para entregar el galardón siempre suena bonito y algo evasivo, pero las actividades de algunos que lo recibieron son cuestionables.
Dudoso es el pacifismo de algunos de los miembros de la UE a la vista de su comportamiento en Medio Oriente. Además, la UE se encuentra actualmente en una crisis muy seria.
Un ejemplo reciente. En 2009 Barack Obama recibió el Nobel por sus "esfuerzos extraordinarios en fortalecer los procesos diplomáticos internacionales y la cooperación entre las personas", llevando muy poco tiempo en su cargo presidencial, aunque en aquel momento su país estaba en guerra en Afganistán e Irak.
A lo mejor fue una bendición para su trabajo futuro. Sin embargo, sus actividades, justificadas por la lucha contra el terrorismo, son bastante cuestionables. Promulgó la ley de detención indefinida, haciendo posible el arresto de ciudadanos sospechados de terrorismo por un tiempo indeterminado y sin juicio. También dejó preguntas de carácter ético su 'lista de la muerte', publicada en 'The New York Times', que consiste de sospechosos de terrorismo que el presidente y un pequeño círculo de oficiales designaron como objetivos a ser abatidos.
En 1973 el Nobel de la Paz le fue otorgado a Henry Kissinger y Le Duc Tho, el líder de las fuerzas de Vietnam del Norte, por los esfuerzos en los acuerdos de paz que pusieron fin a la Guerra de Vietnam. Le Duc Tho rechazó el galardón argumentando que su país todavía no estaba en paz, pero Kissinger lo recibió 'humildemente'. Sin embargo, hay muchos que lo critican y opinan que jugó un papel clave en muchos conflictos, tales como la ocupación de Timor Oriental y el golpe de Estado en Chile, entre otros.
El año pasado el Nobel fue otorgado a tres mujeres por su lucha pacífica por la seguridad de las mujeres y los derechos femeninos: la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf; la activista del movimiento de Liberia por la paz, Leymah Gbowee, y la activista yemení de la Primavera Árabe, Tawakul Karman. Sin embargo hace unos días, Gbowee, que condujo el proceso de elección de Sirleaf, reprendió la presidenta públicamente por haber fallado en poner fin a corrupción y al nepotismo en Liberia. La Comisión de la Verdad y Reconciliación hasta incluyó Sirleaf en la lista de 52 personas que deberían ser castigadas por crímenes de guerra por haber apoyado al ex presidente liberiano Charles Taylor a finales de los años 80.