De la misma forma que otorgó el premio a la Unión Europea, el Comité Nobel se lo podría haber concecido a la URSS, una agrupación de pueblos que dejó de existir pacíficamente sin atacar a nadie, dice el analista. Europa participa en misiones bélicas en el exterior y ”gasta en ellas el dinero que le falta”, sostiene. Está bombardeando Libia, Siria, Afganistán e Irak, y hacía lo mismo en Yugoslavia hace unos años, recuerda Rogers.
El hecho de que se registren cada vez más protestas en la calle que acaban siendo disueltas de forma violenta, demuestra -según Rogers- por qué la UE no es el mejor embajador de la paz y la armonía en el mundo. “El próximo mes o la próxima semana la gente acudirá a las protestas callejeras en algunas partes de Europa -advierte- y nadie lo relacionará con la concesión del Premio de la Paz”.
Hasta el momento -destaca el inversionista-, ninguno de los líderes nacionales se ha dado cuenta de esta contradicción, con la excepción del presidente checo, Vaclav Klaus, que calificó el galardón de "broma pesada".
El monto de dinero asociado al premio es de un millón de euros: una suma considerable para una persona, piensa el analista, Según él, incluso en el caso de que dicha suma sea invertida de forma razonable, será 'tragada' en un instante por los cientos de miles de europeos que durante años han estado protestando furiosamente contra la actuación de sus gobiernos. Y estos gobiernos, que son parte de la UE, aplican los ásperos recortes e imponen unas condiciones de vida cada vez más duras, recalca.