El drone, que fue lanzado desde el Líbano, penetró en el espacio aéreo israelí el 6 de octubre, y permaneció en el aire durante tres horas antes de ser interceptado.
El avión no tripulado cubrió una distancia de 300 kilómetros, y transmitió a tierra imágenes en vivo de los preparativos de Israel para los ejercicios conjuntos con EE.UU. Según el diario británico 'The Sunday Times', que cita fuentes anónimas, el avión también habría descubierto misiles balísticos, aeropuertos y, probablemente, el reactor nuclear de Dimona.
El informe indica también que la interceptación del avión no tripulado fue "fallida", ya que sólo el segundo misil lanzado contra el avión supersónico alcanzó su objetivo. Pese a todo, después del derribo Tel Aviv elogió a las Fuerzas de Defensa de Israel por su rápida respuesta ante lo que calificó de violación de su seguridad.
El dron derribado era un aparato moderno iraní del tipo Shahed-129, y estuvo en todo momento dirigido por técnicos de la Guardia Revolucionaria de la república islámica con la ayuda de Hezbolá, reza el informe.
Esta semana el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, se atribuyó la responsabilidad por el vuelo, y dijo que el avión fue diseñado y montado por especialistas iraníes en el Líbano.
Según Nasrallh, el avión no tripulado fue lanzado en respuesta a lo que calificó de "reiteradas violaciones" de Israel del espacio aéreo libanés desde 2006, y subrayó que el reactor Dimona fue el objetivo principal de la misión.
"Este vuelo no fue primero ni será el último, e insistimos en que podemos llegar a cualquier punto que elijamos", dijo Nasrallah.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se comprometió a defender las fronteras del país. "Actuamos con determinación para proteger nuestras fronteras y de la misma forma que la semana pasada impedimos
un intento por parte de Hezbolá, vamos a seguir actuando agresivamente contra todas las amenazas", dijo.