"Me agarraron por todas partes. Me di cuenta más tarde que alguien me desabrochó la camisa, que estaba abierta pero no rota. Evité lo peor gracias a que llevaba un cinturón grueso y a la ayuda de un amigo", confesó posteriormente Dridi.
La reportera subrayó que va a presentar una denuncia, incluso consciente de que en situaciones parecidas la Policía egipcia nunca interviene en busca de detener a los responsables de los abusos. Además, en las calles de El Cairo, el acoso a las mujeres, los comentarios obscenos y los gestos groseros son un fenómeno común.
Mientras tanto, la dirección de la cadena y la embajada francesa en El Cairo afirmaron que están haciendo todo lo posible para garantizar la seguridad y la repatriación de la corresponsal.