“El Ejército no tiene control de la ciudad y los grupos armados (partidarios del ex líder Muammar Gaddafi) impiden el retorno de las familias”, dijo el ministro.
El último bastión de los partidarios del ex líder libio lleva semanas sitiado y sumido en el caos.
“La ciudad está desierta, a excepción de un pequeño número de personas que llevan una vida miserable. No hay señales de vida normal, en todas partes hay huellas de disparos”, agregó.
Los combates en Bani Walid, al sur de Trípoli, comenzaron a inicios de octubre. Inicialmente el Gobierno informó de que había expulsado a los rebeldes de la ciudad. Sin embargo, ahora, el jefe del Estado Mayor se ve obligado a reconocer que ya no controla la situación.
Según denuncian los testigos, las milicias progubernamentales no permiten que los habitantes regresen a sus casas, e instan a la comunidad internacional a interferir. No obstante, Occidente hace la vista gorda ante la tensa situación en esa localidad.