Las cifras lo muestran claro: desde el 11 de septiembre de 2001 el presupuesto militar ha aumentado en un 40% bajo administraciones de ambos partidos.
Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel de Economía del Instituto Este-Oeste, explica que el discurso sobre la seguridad nacional ha sido durante un tiempo algo sagrado: “Si el Departamento de Defensa quiere algo y alguien lo cuestiona, está poniendo en duda algo inviolable, imperturbable”, lo que ha provocado que la mayor parte del gasto estatal quede fuera del análisis, fuera de cualquier control público.
Y quizá uno de los problemas más graves a los que se enfrenta el público estadounidense es el secretismo de sus gobernantes a la hora de decidir en qué y cómo se gastan el dinero de los contribuyentes, especialmente en la esfera de la defensa.
“A pesar de que hizo muchas promesas de transparencia en campaña, el presidente Obama ha utilizado en muchas ocasiones, y bajo mi punto de vista de forma bastante correcta, el argumento de los secretos de Estado, como lo hiciera el presidente Bush”, matizó Michael Hayden, anterior director de la CIA y la NSA.
Aquí no solo se trata de secretos que tienen un coste económico. En ocasiones las acciones militares del Gobierno tienen otro tipo de secuelas que no se solucionan aumentando los impuestos o redistribuyendo el gasto.
El veterano de la guerra de Irak Jayel Aheram cuenta que hay veteranos de guerra que vuelven física y mentalmente rotos a hogares y comunidades desestructurados. “¿Queremos, como sociedad, que nuestra gente regrese a casa con problemas? Esa es la realidad de la guerra”, agregó.
Los ex combatientes que regresan intentan reintegrarse en la vida civil, conseguir un trabajo alejado de los campos de batalla, pero con la actual situación económica del país la necesidad de crear puestos de trabajo es uno de los reclamos estrella en estas elecciones.
Considerando que los dos candidatos principales a la Presidencia son fundamentalmente una “continuación del poderoso brazo del complejo industrial militar”, el periodista Russ Baker cree que cuando hablan de que van a crear puestos de trabajo es de las intervenciones militares en el extranjero de donde van a salir y de este “gigante llamado Departamento de Seguridad Nacional”.
Y así, no parece que estas elecciones vayan a cambiar nada. La rueda seguiría girando y triturando las vidas de aquellos atrapados en la espiral de violencia.