La situación en el país se ha vuelto bastante volátil desde que el grupo mayoritario de musulmanes chiitas comenzaron a protestar el año pasado en contra de lo que, dicen, es una discriminación generalizada, acusación que el Gobierno sunita niega.
Los líderes chiitas han llamado a sus seguidores a salir en apoyo del ayatola Issa Qassim en su aldea de Diraz, al oeste de la capital Manama, después de que el Gobierno haya advertido a los clérigos que no critiquen al Gobierno o inciten a la violencia.