La Conferencia Episcopal Argentina difundió una carta (en el marco de la 104 asamblea plenaria) en la que insisten en su compromiso de ser "servidores de la reconciliación". Asimismo, subrayan que no pueden ni quieren "eludir la responsabilidad de avanzar en el conocimiento de esa verdad dolorosa y comprometedora para todos".
Argentina -dice- vivió en la década de 1970 "un tiempo especial de desencuentro y de enfrentamientos dolorosos" sobre el que "siguen surgiendo interrogantes".
Debido a algunas afirmaciones recientes, a partir de las declaraciones del ex presidente de facto Jorge Rafael Videla, que atribuyen a quienes entonces conducían el Episcopado alguna complicidad con los violadores de los derechos humanos, el documento reitera que "es totalmente alejado de la verdad que haya habido una suerte de connivencia de lo que hicieron los obispos involucrados en ese momento", reza la carta.
"Ellos intentaron hacer cuanto estaba a su alcance por el bien de todos, de acuerdo con su conciencia y juicio prudencial", afirma el texto en el que también aseguran conocer "los sufrimientos y reclamos de la Iglesia" por las víctimas del "terrorismo de Estado", así como "la muerte y desolación, causada por la violencia guerrillera".
La reconciliación -indica- "no es borrón y cuenta nueva ni mucho menos impunidad", es necesario "el reconocimiento de cuanto sea deplorable, el arrepentimiento de quienes sean culpables y la reparación en justicia de los daños causados", admiten los obispos.
De igual modo notificaron que han colaborado con la Justicia cuando se les solicitó información de la cual podían disponer. "Sabemos que en miles de familias hay heridas abiertas y angustiosas (...). Compartimos el dolor de todos ellos y reiteramos el pedido de perdón a quienes hayamos defraudado o no acompañado como debimos", agrega el documento.