"La situación de este invierno creo que puede deteriorarse y podría provocar llamamientos para intervenir de manera limitada", dijo el general Richards.
En esta misma línea, el ministro de Defensa, Phillip Hammond, también confirmó que el Reino Unido no descarta una intervención militar, pero aún considera tratar de superar las objeciones de Rusia y China para obtener una dura resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que condene al Gobierno de Bashar al Assad.
Hammond indicó que la labor "principal" del Reino Unido se centra en asegurar que el conflicto no se "extienda a países como Líbano, Jordania y Turquía", mientras el general Richards confirmó que podría haber soldados británicos desplegados en países vecinos a Siria.
"Son nuestros aliados y nosotros contamos con un pequeño número de personas desplegados allá. Seguimos estando muy atentos. Mientras tanto, estamos preparando planes para asegurarnos de que podremos lidiar con los desastres que se puedan producir”, concluyó el jefe del Estado Mayor.
Sin embargo, Marcus Papadopoulos, editor de la revista 'Politics' le comentó a RT que no cree que el anuncio sobre la intervención deba tomarse muy en serio.
"Creo que está más bien diseñado para vigorizar a los rebeldes sirios –que son delegados del Occidente– y al mismo tiempo para tratar de asustar al Gobierno del presidente Al Assad y desmoralizar a las fuerzas armadas sirias", explicó.
Otra opción que está considerando Londres incluye la modificación del embargo comercial de la Unión Europea de 2011 que permita enviar armas a los rebeldes por razones "humanitarias". No obstante, las fuentes diplomáticas de la ONU subrayaron que si el Reino Unido estudia la cuestión de suministrar armas estaría contradiciendo las recomendaciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
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