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La Moscú que ya no existe

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Para conservar la antigua apariencia de Moscú un grupo de aficionados a la historia organizó el museo virtual “La Moscú que ya no existe”, proyecto que busca conservar y restaurar abstractos pero evidentes rasgos de esta ciudad por medio de la arquitectura: su memoria y su historia. Antiguas
La Moscú que ya no existe

Para conservar la antigua apariencia de Moscú un grupo de aficionados a la historia organizó el museo virtual “La Moscú que ya no existe”, proyecto que busca conservar y restaurar abstractos pero evidentes rasgos de esta ciudad por medio de la arquitectura: su memoria y su historia.

Antiguas edificaciones son el objeto de cuidado de este grupo de personas: arquitectos, periodistas y voluntarios ciudadanos que estudian y se organizan buscando un mayor reconocimiento a la memoria histórica de la ciudad.

“Algunos edificios patrimoniales están a punto de derrumbarse y por eso nació la idea de crear un 'museo virtual' de Moscú. El segundo objetivo es educar a la gente, no sólo contando la historia, sino que también logrando que ésta se interese en ella, hacer de este tema algo de interés. En definitiva, es conservar lo que aún queda”, dice Julia Misnitseva, la redactora jefe del proyecto “La Moscú que ya no existe”.

En medio del ajetreo común de una gran capital llena de ruido y de trabajo, estos edificios guardan el registro de una serie de etapas históricas, procesos políticos, económicos y sociales. Aspectos que instan a los historiadores a apoyar este tipo de iniciativas a favor del patrimonio nacional en el país.

“Hemos hecho manifestaciones y marchas por las calles de Moscú apoyando este tema. Hemos frenado el derrumbe de una antigua casa de un sacerdote, además de lograr la restauración de este espacio y su campanario. Pero lo más relevante es la restauración de una bellísima casa, muy antigua del ex militar Alexei Polivanov, que ahora está a la vista de la gente, renovada y no en pedazos como podría haber sucedido”, afirma Misnitseva.

El historiador francés Pierre Nora señalaba en sus estudios la importancia de los espacios, considerándolos como “lugares de memoria”, pues es en las edificaciones y sus interiores donde se plasma la memoria colectiva de un pueblo o de una nación. Sin embargo, según un historiador que trabaja de cerca con el proyecto, los nuevos arquitectos y profesionales ligados a la urbanización se han alejado cada vez más de estos temas.

“Hay muy buenos arquitectos aquí pero no crean cosas nuevas, siempre intentan copiar lo existente. Eso puede conducir a construcciones vacías, sin una argumentación cultural sólida. Esto no es bueno ni para el turismo ni para nuestra propia cultura”, se lamenta Alexei Alekxievich, historiador integrante del equipo

Y por alejarse de esa tendencia es que este proyecto ha alcanzado un alto reconocimiento y muy buenos resultados en cuanto a la conservación que se propuso mantener.

“El valor de estas edificaciones no es sólo por la memoria arquitectónica. Es bueno tener edificaciones antiguas y todo eso, pero a nosotros lo que nos interesa es conservar edificios que nos hablen de las distintas épocas y etapas de la historia cultural de Rusia. Los edificios de vanguardia también están dentro de esta línea porque también marcaron una época. Igual son una página de la historia cultural de nuestro país, aunque no fueran creados con buenos materiales”, concluye Alexei Alekxevich.

Atender hoy el pasado, en el presente, esa es la tarea que hay por delante y así afrontar de la mejor forma al futuro de la ciudad.

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