La historia del primer barman ruso
El barman suele ser un buen conversador y oyente. Pero en la época soviética los bármanes eran unos de los pocos profesionales que tenían contacto directo con extranjeros... y cada frase podía suscitar sospechas.
Así eran los bares en la época de la guerra fría. En la Unión Soviética eran lugares frecuentados solo por extranjeros y las visitas de los ciudadanos soviéticos se consideraban casi un delito.
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Los bármanes de los bares eran los únicos portadores de alguna información sobre el país del que llegaban más allá de la cortina de acero y Alexander Kudryávtsev fue el primero.
Lleva sirviendo cócteles por más de 60 años. En la época soviética hablaba con sus clientes extranjeros sólo sobre el tiempo o las bellas artes por temor a los espías: “El Gobierno se dio cuenta de que la mayor parte de la información sobre el país salía de la boca de los camareros. ¡Qué misión tan responsable!”, dice Kudryávtsev, el primer barman soviético.
En el caso de tocarse temas políticos el arresto era inmediato. Tampoco se permitían las propinas. Pero había algo positivo en su trabajo. Entre los clientes de Alexander estuvieron Marc Chagall (en la cima de su popularidad), Duke Ellington y otros, pero, sus recuerdos más entrañables son los relacionados con Elisabeth Taylor, actriz con la que se hicieron muy amigos: “Me pidió una copa de champagne. Muy buena elección, dije, pero puedo servirle su cóctel preferido, Morning Glory, quizás… se quedó boquiabierta. No sabía que en la URSS alguien lo conociera, pero yo sí… era mi pasión. Cuando se fue me dejó un regalo para mi mujer… era un lápiz labial con las palabras "para Lisa", cuenta.
Morning Glory fizz
Ingredientes
60 ml. de whisky
7 ml. de jugo de limón
1 cdta. de azúcar
4 cubos de hielo
60 ml. de agua carbonatada
1 espiral de cáscara de limón
Preparación
Ponga el whisky en un vaso para whiskey. Agregue el jugo de limón y el azúcar. Revuelva hasta mezclar los ingredientes.
Añada los cubos de hielo, agua carbonatada y la espiral de limón. Servir con un removedor de cóctel.
Hoy en día Alexander da clases de este arte tan particular pero sigue con la sensación de que lo están vigilando, porque él es más que un barman, es un “mensajero de la cruda realidad que tanto se ha intentado ocultar”.
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