Francia y Estados Unidos pidieron nuevas sanciones de la ONU contra Irán por sospechas de que Teherán desarrolla su programa nuclear con fines bélicos.
El ministro de Defensa francés, Hervé Morin, y el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, demostraron la posición rígida de sus países sobre el programa nuclear iraní. Ambos señalaron la “falta de respuestas convincentes de Irán” sobre sus proyectos de enriquecimiento de uranio. Tras una reunión de trabajo en la capital francesa, Gates y Morin dijeron a la prensa que por la falta de resultados del diálogo con las autoridades iraníes, “se avanza hacia un camino inevitable de sanciones”.
Según Morin, “toda la comunidad internacional ha intentado establecer condiciones de diálogo durante meses” con el régimen iraní pero no se ha conseguido nada. “Tenemos que encontrar una forma pacífica de resolver esta cuestión”, señaló Gates, añadiendo que ahora es necesario que toda la comunidad internacional presione unida a Teherán. Además, el responsable del Pentágono advirtió que si éste con su programa nuclear llega a disponer de armas atómicas, habrá una escalada de proliferación en Oriente Medio y “ése es un gran peligro”.
Tras sus encuentros con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y con el ministro de Exteriores del país, Bernard Kouchner, Gates anunció que “la comunidad internacional ha ofrecido múltiples oportunidades a Irán” para demostrar que el uranio enriquecido lo quería para su reactor de investigación, y no para dotarse del potencial para fabricar armas atómicas. El responsable estadounidense recordó que el 'Grupo de los seis' ya había establecido que “el próximo paso es la acción de presión de la comunidad internacional”.
La nueva onda de discusiones sobre dicho asunto comenzó después de que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, anunciara que su país enriquecerá el uranio al 20% por sus propios medios. El ministro de Exterior francés, Bernard Kouchner, acusó de mala fe a las autoridades iraníes con esta decisión de Irán. “Enriquecer al 20% ¿para qué?”, se preguntó retóricamente señalando que los iraníes “no saben fabricar combustible” para su central de investigación y por tanto la única razón para recurrir a sus propias centrifugadoras es dotarse de la capacidad para en el futuro lograr la bomba atómica.