Nueva York pagará a un 'jasid' 75.000 dólares por golpes de la policía
El Tribunal Supremo de Brooklyncondenó a las autoridades de Nueva York a indemnizar a Chaim Appel, seguidor del judaísmo jasídico de 41 años de edad, con 75.000 dólares como compensación por los daños físicos y morales sufridos por éste a manos de la policía neoyorquina, que en el año 2006 le golpeó durante la dispersión de una manifestación callejera, informa el diario New York Post.
El jasidismo (derivado de 'jasid': “piadoso” o “religioso devoto” en hebreo) es un movimiento religioso ortodoxo y místico dentro del judaísmo que surgió en Europa oriental en el siglo XVIII y se caracteriza por una inclinación al misticismo y a la exaltación religiosa.
Inicialmente, la demanda judicial de Appel, presentada en 2007, exigía una recompensa de 11 millones de dólares. El demandante acusaba a los policías neoyorquinos de propinarle golpes, empujarle con violencia contra el capó de un auto, arrancarle trozos enteros de la barba y llevarle a la fuerza a la comisaría, todo ello ante los ojos de su hijo de nueve años. Pero el “mayor trauma” para Appel, según su abogado, Saul Bienefeld, fue “la vergüenza total" que experimentaba el demandante al entrar en la sinagoga, ya que todos los asistentes empezaban a cuchichear que “es el hombre arrestado durante la manifestación”.
Según la policía, Appel fue detenido por haber obstaculizado supuestamente las labores de uno de los agentes. Pero todas las acusaciones contra el hebreo ortodoxo fueron retiradas en su primera comparecencia ante el juzgado. “Simplemente estuve en el lugar equivocado en el momento equivocado”, dijo a los periodistas el agredido.
La justicia tardó dos años en pronunciarse sobre el caso Appel y la sentencia dictada obliga a las autoridades de Nueva York a indemnizarle con 75.000 dólares de recompensa. “Ahora que la gente sabe lo que ocurrió realmente, puedo dormir tranquilo”, declaró el ganador del proceso.
Los desórdenes en Brooklyn en 2006 empezaron a raíz de la detención por los agentes de tráfico de Arthur Schick, un judío de 75 años de edad, que conducía su coche y hablaba a la vez por su teléfono móvil. Schick se negó a presentar su carnet de conducir y en el momento de su detención opuso resistencia. Al poco tiempo, sus correlegionarios organizaron una manifestación de protesta que se convirtió en desórdenes callejeros y enfrentamientos entre los hebreos ortodoxos y la policía.