La primera ministra ucraniana y candidata en las recientes presidenciales, Yulia Timoshenko, declara el fraude electoral a escala y va a instar para la revisión de los resultados ante el Tribunal. Según los datos preliminares, Timoshenko, que recibió el 45,47 por ciento de los votos, perdió las elecciones frente a Víktor Yanukóvich quien obtuvo el 48,95 por ciento. A Yanukóvich ya le han felicitado por su triunfo muchos líderes mundiales.
“Yo, así como ustedes, sé muy bien la calidad de nuestros tribunales. Pero al mismo tiempo mi responsabilidad ante el país me hace luchar para la justicia”, se dice en la súplica de Timoshenko al pueblo. “En toda Ucrania podrían ser falsificados más de un millón de votos, un número que sería suficiente para nuestra victoria”, afirmó la candidata.
Según los datos de Timoshenko, algunos observadores de la OSCE avisaron del fraude masivo y manifestaron su deseo de apoyarla ante la Corte. No obstante, la misión de la OSCE dio a conocer antes, que no había notado violaciones serias durante las elecciones, a las que reconoce como las más democráticas.
La primera ministra afirma, que su partido, “El Bloque de Yulia Timoshenko”, logró recontar los votos en los siete colegios en la República Autónoma de Crimea y descubrir allí hasta el 15 por ciento de las falsificaciones. Crimea, poblada mayoritariamente por ciudadanos de origen ruso, es la región donde tiene gran popularidad Yanukóvich, candidato considerado como “pro-ruso”.
No obstante, Timoshenko promete, que no va a provocar el antagonismo en la sociedad y convocar otra vez al pueblo a las grandes plazas, cómo ya lo hiciera en 2004. “Yo no permitiré las oposiciones públicas masivas. Ucrania necesita estabilidad y paz como nunca”, destacó.
En 2004, la oposición encabezada por Timoshenko y el presidente saliente, Víktor Yúschenko, rehusó a reconocer la victoria de Yanukóvich en las presidenciales. Los partidarios de Yúschenko organizaron la campaña de manifestaciones de protesta, las principales de las cuales se realizaban en la Plaza de la Independencia, en el centro de Kíev. La oposición de entonces alcanzó la celebración de la reelección, tras la cual Yúschenko fue elegido presidente. Los acontecimientos de 2004-2005 entraron en la historia cómo 'La revolución naranja'.