Guatemala se revela como el país centroamericano más afectado por la epidemia de violencia contra las mujeres en la década pasada. Durante el periodo comprendido entre 2000 y 2009, más de 5.000 mujeres fueron asesinadas, según los datos representados en los informes del Consejo de Ministras de la Mujer de Centroamérica (COMMCA) y la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo Internacional.
Los informes confeccionados para la jornada de cooperación española en Centroamérica 'Género en Desarrollo' que ha tenido lugar en Madrid y donde han estado represientados varias instituciones, en su total, denominan 'femicidio' toda muerte de una mujer, por acción u omisión, que derive de la condición subordinada de éstas. El número incluye suicidios por violencia contra las mujeres y muertes por enfermedades no atendidas, siempre y cuando que no tengan respuesta ni castigo penal o social.
Centroamérica, en general, se caracteriza por una duplicación del número de femicidios en el plazo menor de una década, entre 2003 y 2009. Guatemala está seguida en la lista por Honduras, El Salvador y la República Dominicana.
Ana Caicedo, la autora del estudio para el COMMCA considera que el femicidio, la trata y tráfico de mujeres "están alcanzando la categoría de epidemia" en la región. Son dos fenómenos en alza de la violencia contra las mujeres, destaca élla.
Estos datos aparecen en un contexto de incremento general de los homicidios en los últimos años, pero los de mujeres crece con mayor rapidez. En una quincena, entre 2003 y 2007, el número de asesinatos de hombres aumentó un 50%, mientras que el de ellas se incrementó un 160.
El otro estudio, sobre la trata y tráfico de mujeres, es el primero realizado en la región. Revela que fundamentalmente el problema tiene fines de explotación sexual, pero coexiste con “la venta de niños y niñas nacidos en el contexto de la trata”. Sus autores tratan de un reclutamiento constante, y subrayan que se lleva a cabo con una complicidad policial e incluso “no existen en los países estudiados protocolos o prácticas de repatriación” de las víctimas. Otras condiciones estructurales favorables a la delincuencia de esa índole, las crean la exclusión social y la práctica total de violencia contra el sexo femenino.
En estos también se observa en breve la conducta de las víctimas, que intentan escapar de forma permanente pese a los riesgos. Los autores la consideran “una manifestación más de una historia de maltratos, abusos e impunidad”.
Ambas organizaciones destacaron el papel de España en los intentos de resolver esta grave situación en las sociedades latinoamericanas. Durante los cinco años que prevenían la crisis financiera actual, este país europeo multiplicaba por seis los recursos dedicados a promover la igualdad de género. Para el año 2008 alcanzaron casi a 300 millones de euros las inversiones humanitarias anuales por parte de España.