Después de dos años desde la proclamación de la independencia de Kósovo, la situación en la provincia está lejos de ser ideal. A pesar de que más de 60 estados han reconocido su soberanía, para la mayoría de los miembros de la comunidad internacional la legitimidad de la autoproclamación todavía está en cuestión. Según la Constitución de Serbia, la región pertenece a esta parte como una provincia autónoma de Kósovo y Metohija.
El enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas, Kai Eide, hablando en el Consejo de Seguridad declaró: "Crímenes de odio, crimen organizado y la corrupción siguen siendo una grave amenaza para la estabilidad de la provincia de Kósovo ... En un ambiente de impunidad ... El proceso de retorno de los no refugiados no albaneses fue cesado prácticamente, y ahora el número de serbios, que abandonan la región supera el número de refugiados que regresan".
Actualmente la mayor parte está controlado por las autoridades de no reconocido Estado de la República de Kósovo. Pero una parte, poblada mayoritariamente por serbios, no obedece las autoridad de Pristina, la ciudad central de la region. Contra el reconocimiento de la independencia de la provincia están España, Chipre, Grecia, Eslovaquia, Rumanía, China y Rusia. Desde la perspectiva de Serbia y las leyes internacionales, ésta es provincia autónoma de Serbia, que declaró unilateralmente su independencia, reconocida por algunos países y apoyada por las tropas de la OTAN que se oponen a la restauración de la integridad territorial de Serbia y el establecimiento del orden constitucional en territorio de Kósovo y Metohija.
La independencia del región viola la Constitución serbia así como el derecho internacional sobre la inviolabilidad de la integridad territorial de los países. Belgrado califica a la República de Kósovo de "un estado falso en territorio serbio", y sus dirigentes son criminales.
El 28 de junio de 2008 fue formada la Asamblea serbia de Kósovo, el parlamento local en la región Norte, no controlada por los albaneses. El nuevo parlamento recibió el apoyo de Serbia y Rusia, pero los EE. UU., la UE y la autoproclamada República lo declaró ilegítimo.
Washington eleboró un plan infame de Ahtisaari, que violó la soberanía de Serbia. EE. UU. se ha comprometido a proporcionar seguridad y restaurar la economía de la provincia. Los partidarios de la independencia esperaban inversiónes extranjeras, la integración de la UE, ayuda militar y humanitaria… pero nada de eso ocurrió. Ahora Kósovo queda como una región muy atrasada y poco estable. Muchos expertos señalan que su estructura política tampoco es transparente.
Un experto del Instituto de Europa de la Academia Rusa de las Ciencias, Pavel Kandel coménta: "La idea de un estado multiétnico y democrático, donde pueden vivir los serbios y los albaneses en paz y armonía, no se realiza. En primer lugar, el Norte de Kósovo, poblada mayoritariamente por serbios, está prácticamente fuera del control de las autoridades de kosovares. En segundo lugar, un número significativo de refugiados serbios, cerca de 200.000 personas, no pueden regresar. Y lo más importante, el nuevo Estado se enfrenta a los mismos desafíos, que ha sufrido durante décadas. Se trata de la superpoblación y la falta de puestos de trabajo, que constantemente provoca tensiones sociales. Se esperaba que la independencia debe abrir el camino a un flujo activo de inversión extranjera. Pero esto no sucedió, porque la población local tiene un nivel muy bajo de educación y conocimientos. La migración siguió siendo el principal problema".
Además fue convertido en un canal amplio del tráfico de drogas a Europa. La mayoría de las sustancias ilícitas de Asia y el Oriente Medio llega al continente a través de la provincia rebelde.
Los resultados de dos años de "independencia" para los kosovares son decepcionantes y, obviamente poco evidentes, muy lejos de lo que declaraban EE. UU. En esta provincia serbia está creciendo la delincuencia, empezó una lucha entre los clanes albaneses. Se desarrolla la actividad criminal, el secuestro y el tráfico de personas. Y gracias a su proximidad con Albania, en la región comenzó la expansión del islamismo radical y el terrorismo. Mientras tanto Kósovo está tratando de demostrar su derecho a la soberanía en la Corte Internacional de Justicia de la ONU.
El presidente serbio, Boris Tadic, cree que el resultado del proceso de La Haya será la reanudación de las negociaciones sobre el estatuto de la provincia. Añadió que sin el consentimiento de Belgrado, nunca podría unirse a la ONU, y por lo tanto no puede ser verdaderamente independiente. De los 192 estados miembros de la Organización sólo 63 reconocieron su estatus nuevo. El punto en esta historia puede poner la decisión de la Corte Internacional, que se espera para finales de febrero.
Historia de conflicto
El moderno conflicto serbo-albanes empezó en los 80: los serbios comenzaron a ser objeto de discriminación por las autoridades locales, aumentó el número de los enfrentamientos étnicos y el movimiento nacional albanés se radicalizó. En 1989, Serbia celebró un referéndum que aprobó una nueva Constitución, que redujo la autonomía de los territorios nacionales. Los ciudadanos albaneses en ése territorio boicotearon el mismo.
Así se iniciaron las huelgas de masas, protestas y enfrentamientos étnicos. En 1990, se declaró la emergencia en región. Sin embargo, las aspiraciones separatistas de los albaneses crecieron. En 1991 se proclamó una república independiente, y luego fueron organizados las elecciones ilegales. Se comenzaron a formar grupos armados de los separatistas, que en 1996 se unieron en el Ejército de Liberación de Kósovo. En la provincia se inició la guerrilla terrorista, murieron cientos de civiles, funcionarios y militares de Yugoslavia. Al principio la policía luchaba contra los separatistas, pero en 1998 las autoridades se vieron obligados a enviar tropas.
Inicialmente, la población serbia no respondía a los disturbios, los asesinatos de sacerdotes y la profanación de iglesias y cementerios. Pero no podía durar mucho y empezó conflicto étnico. Extremistas albaneses destruyeron numerosos monumentos de la cultura ortodoxa, expulsado o matando decenas de miles de serbios. En 1999, las fuerzas militares de la OTAN intervinieron en el país: sin piedad bombardearon a las ciudades de Yugoslavia y las instalaciones militares. Los estadounidenses estaban bombardeando objetivos civiles, utilizando así las llamadas bombas "sucias radiactivas". Fallecieron muchos civiles. En el tiempo mismo, las fuerzas de la OTAN no luchaban contra los terroristas del lugar. El Gobierno serbio se vio obligado a actuar con la intervención de un contingente militar, la KFOR de la OTAN y la Administración de la ONU en Kósovo, según la resolución 1244 del 10 de junio de 1999.