El Ministerio de Defensa ruso ha encargado al sector industrial armamentístico que reanude el desarrollo de un láser de combate. De acuerdo con el rotativo ruso 'Izvestia', en el proyecto participarán el consorcio Almaz-Antei (la empresa rusa con mayor facturación militar, mayoritariamente en desarrollo y producción de sistemas de defensa antiaéreos y antimisiles), el consorcio aeronáutico Beriev, con sede en la ciudad de Taganrog, y la empresa Jimpromavtomatika (sistemas de control automático) de San Petersburgo.
Según el periódico el consorcio Beriev ya ha reanudado la modernización de su laboratorio volante A-60 montado en un avión de transporte Il-76 (el que se empleaba en la época soviética para el desarrollo de nuevas tecnologías láser). Los láseres fueron instalados en los aviones А-60 para experimentos de desactivación de ojivas de autoguiado de misiles y sistemas de observación de satélites. Durante la época de la Unión Soviética se construyeron dos aviones de este tipo pero se conserva sólo uno, fabricado en 1991. Tiene su base en un aeródromo cercano a Taganrog. El trabajo en el proyecto fue suspendido en 2011 por falta de financiación.
Ahora el financiamiento se reanuda. Está prevista la instalación de una unidad óptica con un láser más potente en el A-60. Además, la aeronave será rediseñada completamente para portar nuevos equipos del láser 1LK222, desarrollado conjuntamente por Almaz-Antei y Jimpromavtomatika. Según estas empresas, la versión terrestre del láser ya está lista.
El sistema será sometido a pruebas en 2013 para estudiar su funcionamiento en condiciones de diferente presión atmosférica, temperatura y sobrecarga. Al mismo tiempo los ingenieros indican que todavía no hay claridad sobre el tipo de aeronave que transportará esta arma: una de transporte militar o un bombardero modificado para este fin.
Además de fuentes de energía potentes y fiables, la creación de un láser de combate aerotransportado capaz de destruir grandes objetos volantes requerirá el desarrollo de un sistema de puntería de precisión y de retención del haz láser en el blanco, así como un aumento del alcance del haz, puesto que su potencia no garantiza la destrucción de un objetivo a gran distancia.
Anteriormente los militares de EE.UU. se embarcaron en la creación de un láser de combate aerotransportado instalado en un Boeing 747-400F de carga modificado. En 2010 el láser montado en esta aeronave pudo derribar dos misiles balísticos en la fase de aceleración, pero fracasó en otras dos pruebas. El sistema estaba equipado con un láser químico y dos láseres menos potentes: de puntería y de exploración atmosférica.
En 2011, el Departamento de Defensa de EE.UU. reconoció que el desarrollo no era aplicable en la práctica y era demasiado costoso. En febrero de 2012 el Boeing 747-400F portador del láser fue enviado al depósito a cielo abierto del grupo 309º de almacenamiento en la base aérea de Davis Monthan, conocida como 'el cementerio' (The Boneyard), en Arizona.