China superará la economía de EE.UU. dentro de cuatro años

En los últimos 10 años China ha logrado cuadriplicar su producto interior bruto. Según los especialistas, al reforzar aún más su músculo económico, el gigante asiático podría convertirse en la mayor potencia mundial.
En un visto y no visto, China se ha convertido en la reina del tablero económico mundial. Y no lo ha conseguido con el ruido de los cañones, sino al son de sus cifras, según perciben muchos ciudadanos en distintos países.

En el 2010 China pasó a ser la segunda economía del planeta. Un año antes, se hacía con el título de primer país exportador del mundo. En solo una década China ha cuadruplicado su producto interior bruto. Pero no solo eso.

Ya tiene el espacio al alcance de sus manos mientras con los pies en la tierra levanta nuevos rascacielos en distintos continentes.  

"China tiene un futuro prometedor. Estoy seguro de que en 20 años alcanzará a Estados Unidos", asegura  Dig Xi, del Instituto de Tecnología de Harbin, China.

El Fondo Monetario Internacional es más contundente. Según sus estimaciones, China sobrepasará a la economía estadounidense en el 2016 y ya este mismo año dejará atrás a toda la Unión Europea.

Pero quizá cuando el ciudadano de a pie comenzó a darse cuenta de que China se estaba convirtiendo en una gran potencia fue observando las pequeñas etiquetas de "Made in China", o "Fabricado en China". Estas tres palabras son todo un símbolo del músculo económico del país asiático en cualquier parte del mundo.

Sin embargo, los más desfavorecidos no van en el mismo vagón que sus cifras excepcionales. El índice de las Naciones Unidas para calcular el desarrollo humano en cada país la coloca en el puesto número 101, por detrás de la República Dominicana, Perú o Belice.

No obstante, la desigualdad no es la única amenaza para el Gobierno chino.

Tres días antes de dejar el cargo, el ex presidente Hu Jintao transmitía un mensaje claro a la nueva cúpula dirigente. Señalaba otro cáncer que podría acabar con la estabilidad de la nación.    

"Si no somos capaces de manejar bien el problema de la corrupción, podría resultar fatal para el partido e incluso causar su colapso y la caída del Estado", expresó el presidente saliente.

El Partido Comunista sigue existiendo en el país desde hace 90 años. Sus congresos se realizan cada cinco años y cada diez sus nuevos líderes son elegidos por la élite política.

Pero lo que algunos expertos destacan es que China se ha alejado del personalismo.

No hay un líder insustituible desde que falleciera Mao Tsetung y, a pesar de las contradicciones, ha conseguido imponer su propio modelo.

Augusto José Soto, director del proyecto Diálogo con China, opina: "Existiendo un régimen de partido único hay una realidad que reside sobre lo que es una de las realidades socio-económicas más dinámicas del mundo".

Y la crisis económica en el mundo occidental ha dejado una puerta abierta a China para aumentar su influencia. Su liquidez le ha conferido poder. No solo en África, sino en muchos otros lugares en los que ya es común ver bancos o empresas que tengan accionariado chino. Las tierras también están en su punto de mira.

Cuenta Jean-Michel Aubonel, miembro de la federación vinícola de Francia: "Esta gente viene aquí y compran terrenos como si estuvieran adquiriendo un castillo o una joya".

Pero lo que distingue a China de cualquier otra nación es que es el principal prestamista de Estados Unidos. Esto implica soberanía a la hora de tomar decisiones, como comprar petróleo al sancionado Irán.

"Estados Unidos no puede sancionar a China porque esta posee 3 billones de dólares en deuda estadounidense", aclara el columnista Kiam Mokhtari.

En las últimas décadas China ha despertado económicamente. De eso no hay duda.

Pero este despertar parece haber contagiado a sus ciudadanos. El número de usuarios de Internet en China se ha multiplicado por diez en la última década y supera ya los 500 millones. Unas cifras que llaman al optimismo de los nuevos líderes.