“Lo crearon el 11 de septiembre, y ahora si tú luchas, por ejemplo, para que las mineras no contaminen tu país, eres un terrorista”, denuncia. “En 1969 me secuestraron la primera vez, fui torturado ante asesores estadounidenses, eso pasaba mucho durante esa época en Guatemala”, dijo.
Los manifestantes exigen el cierre de la institución, donde el ejército estadounidense entrena a cientos de soldados procedentes de Latinoamérica.
Es una protesta al uso, dura tres días completos y, a parte de la manifestación principal a las puertas del fuerte, toma la forma de muchas otras actividades, desde talleres informativos, cine y charlas, hasta conciertos y actuaciones artísticas. Todo ello con el fin de denunciar y de hacer que el mensaje de paz pueda ser trasladado a las nuevas generaciones. Y parece que lo están consiguiendo.
Muchos piensan que el gobierno estadounidense busca excusas en materia de seguridad para influir en los gobiernos extranjeros e imponer su política militarista.
Asimismo, consideran que esos militares graduados aquí regresan a sus países, donde luego cometen violaciones de los derechos humanos utilizando las terribles técnicas aprendidas aquí. Los manifestantes dicen que no descansarán hasta que las puertas de la Escuela se cierren para siempre.