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Los drones generan cada vez más 'ruido' en Gran Bretaña
En Gales las fuerzas aéreas reales del Reino Unido prueban su drone Watchkeeper. El sonido de las aeronaves resulta tan ensordecedor y omnipresente que los vecinos ya denominan a la zona como 'La caja del zumbido'. Mientras para unos el único problema tiene que ver con el ruido, para otros se ha convertido en símbolo de muerte y destrucción.
"Para los habitantes el ruido es el problema principal, ya que es un sonido chirriante y los drones vuelan por esta zona de manera regular. Pero lo peor es que estas máquinas traen consigo la muerte. Y los militares británicos no son los que mueren. Mueren los afganos, los pakistaníes y los yemeníes. Matar gente es matar gente", se lamenta uno de los residentes locales Reverendo Guto Prys.
El estruendo se ha convertido en un triste eco del sufrimiento que los aviones no tripulados causan en el mundo. Y para algunos habitantes de Pakistán, Yemen y Afganistán es el último sonido que oyen antes de morir.
“El Reino Unido ha realizado 349 ataques de drones en Afganistán. Las autoridades insisten en que en esos ataques han muerto solo cuatro civiles. Sabemos que Pakistán asegura que son 2.000 o 3.000 los civiles fallecidos en un número similar de incursiones. Por eso, o el Reino Unido es 100 o 200 veces mejor que las fuerzas aéreas estadounidenses, o bien los números están mal”, opina Chris Cole, el fundador de Drone Wars UK.
En este proyecto el Gobierno británico ha gastado 2.000 millones de libras y quiere invertir otros dos más en el desarrollo de un nuevo drone armado. A pesar de los recortes presupuestarios, financiar el desarrollo de estos aviones no es objeto de discusión.
“Claro que se podría gastar mejor ese dinero. Podría destinarse a escuelas y hospitales antes que invertirlo en esas máquinas de la muerte”, opina Guto Prys.
Las autoridades de Gales construyeron la base de estas naves, suponiendo la creación de hasta 500 puestos de trabajo que son tan necesarios para la región. Pero no cumplieron su palabra. En realidad es un terreno semiabandonado donde trabajan unas 30 personas.
“Hay una frustración en la región en cuanto al desarrollo económico. Es obvio que los drones no han generado nuevos puestos de trabajo. Los que al principio apoyaron el proyecto, ahora están en contra porque no tenían en cuenta que se convertiría en una molestia. No les dieron toda la información. La verdad, todo esto es una farsa”, dice el representante de la organización Bro Emlyn for Peace and Justice, Harry Rogers.
Entretanto, las voces que se expresan a favor de los drones se ahogan entre las que se pronuncian en contra, y que, en el caso británico, insisten en que los aviones no tripulados no garantizan la seguridad a los civiles durante las operaciones militares de Londres en el extranjero, ni crean puestos de trabajo en el interior.
El estruendo se ha convertido en un triste eco del sufrimiento que los aviones no tripulados causan en el mundo. Y para algunos habitantes de Pakistán, Yemen y Afganistán es el último sonido que oyen antes de morir.
“El Reino Unido ha realizado 349 ataques de drones en Afganistán. Las autoridades insisten en que en esos ataques han muerto solo cuatro civiles. Sabemos que Pakistán asegura que son 2.000 o 3.000 los civiles fallecidos en un número similar de incursiones. Por eso, o el Reino Unido es 100 o 200 veces mejor que las fuerzas aéreas estadounidenses, o bien los números están mal”, opina Chris Cole, el fundador de Drone Wars UK.
En este proyecto el Gobierno británico ha gastado 2.000 millones de libras y quiere invertir otros dos más en el desarrollo de un nuevo drone armado. A pesar de los recortes presupuestarios, financiar el desarrollo de estos aviones no es objeto de discusión.
“Claro que se podría gastar mejor ese dinero. Podría destinarse a escuelas y hospitales antes que invertirlo en esas máquinas de la muerte”, opina Guto Prys.
Las autoridades de Gales construyeron la base de estas naves, suponiendo la creación de hasta 500 puestos de trabajo que son tan necesarios para la región. Pero no cumplieron su palabra. En realidad es un terreno semiabandonado donde trabajan unas 30 personas.
“Hay una frustración en la región en cuanto al desarrollo económico. Es obvio que los drones no han generado nuevos puestos de trabajo. Los que al principio apoyaron el proyecto, ahora están en contra porque no tenían en cuenta que se convertiría en una molestia. No les dieron toda la información. La verdad, todo esto es una farsa”, dice el representante de la organización Bro Emlyn for Peace and Justice, Harry Rogers.
Entretanto, las voces que se expresan a favor de los drones se ahogan entre las que se pronuncian en contra, y que, en el caso británico, insisten en que los aviones no tripulados no garantizan la seguridad a los civiles durante las operaciones militares de Londres en el extranjero, ni crean puestos de trabajo en el interior.
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