Es así como funciona la propaganda israelí, que cada vez se hace más amplia. Así, el asesinato del entonces líder del ala militar de Hamás, Ahmed Jabari, la semana pasada y que resultó ser el primer paso hacia la guerra, fue anunciado en Twitter y retuiteado miles de veces.
Elementos como este forman el mosaico: la guerra se convierte en un espectáculo, en una competición, en una carrera, lo que hace pensar a muchos israelíes (el 84% de la población apoya la operación, según las encuestas) que la guerra no es sinónimo de sufrimiento de los inocentes, sino que es sinónimo de defensa. Todo lo que leen en los periódicos, escuchan en la radio y ven en la televisión deja una clara respuesta: lo que Israel está haciendo en Gaza es justo y correcto.
Esta amplia propaganda, tanto en los medios de comunicación tradicionales como en las redes sociales, requiere de muchos recursos: tanto humanos, como financieros. Pero parece que el control de la información es algo por lo que Israel está dispuesto a pagar, cueste lo que cueste. "Hoy en día tiene lugar una batalla, una campaña online y offline en los medios electrónicos por los corazones y los pensamientos del público. Y eso es muy muy importante", destacó el ministro de Exteriores de Israel, Paul Hirschson. Una política mediática que funciona con muchos, provoca la indignación de otros. Así por ejemplo los árabes que viven o estudian en Israel, denuncian lo que ellos llaman "guerra informativa" por parte de los medios de comunicación hebreos. Los hechos, dicen, son frecuentemente manipulados y la verdad en estos informes muere antes de aparecer al aire.
"Israel le miente a su gente. Los corresponsales israelíes están calentando la situación, hay una fuerte presencia de analistas del Ejército en los medios que dicen que Gaza debe ser destruida", afirman. En ese sentido, subrayan que los medios israelíes son muy exagerados, dicen que 10 personas de una familia fallecieron, pero dicen que es justo, porque ellos serían en el futuro miembros de Hamás o porque debajo de la casa en la que vivían escondían cohetes.
Pero esta cierta indignación para el Estado judío no es significativa, ya que las cifras prueban que la mayoría de los habitantes está con el Gobierno. Lo que sí preocupa a las autoridades es su imagen en la arena internacional.
Según el analista político Ron Pundak, la prolongación de la actividad de Israel en Gaza está basada en cómo lo perciben internacionalmente. "Es curioso pero esta guerra deja menos imágenes que la de 2008-2009, que tuvo lugar en Gaza. Es paradójico y puede sonar cínico pero una de las razones porque hay menos víctimas mortales entre los palestinos, es porque Israel quiere que los palestinos tengan menos imágenes de guerra", explicó.
Sin embargo, los miembros de Hamás intentan responder a Israel, por lo menos en las redes sociales. Y aunque su presupuesto no es tan grande, también filman y colocan en Internet sus videos, en su mayoría radicales, que llaman a luchar de forma violenta contra lo que califican como la "ocupación de su tierra".
Y así se encuentran las dos naciones: en una guerra real y en una guerra ideológica. Y parece que encontrar soluciones a la primera es aún más fácil, que a la segunda.
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