El tránsito aéreo, los bancos, la recolección de basura, también algunos hospitales públicos, y la venta de combustible en las estaciones de servicio son los sectores más afectados debido a que sus trabajadores se suman a la huelga. En un principio iba a ser de 48 horas pero quedó fijada en 24 horas.
Bloquean rutas, calles y hasta las vías del tren para que quien quiera trabajar no pueda hacerlo. Hasta el momento parecen estar cumpliéndolo pero no sin desatar la polémica, ya que a medida que pasan las horas se suman las denuncias de comerciantes que abrieron normalmente sus negocios y se vieron obligados a cerrarlos ante las amenazas de patotas sindicales.
Los organizadores opositores son por ahora la clave para que la huelga se sienta fuertemente, sobre todo en la ciudad de Buenos Aires que se encuentra prácticamente semidesierta.
Por su parte, las autoridades consideran esta huelga como un chantaje motivado por ambiciones políticas. Según el analista político Javier Romero, el verdadero motivo de la huelga es que un año después de las elecciones parlamentarias en Argentina varias figuras están buscando un mayor protagonismo político.
Este paro es el primero durante el mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Las autoridades calificaron la medida de "una maniobra de chantaje a toda la población". Según el jefe de Gabinete del Gobierno, Juan Manuel Abal Medina, "mientras en el mundo las centrales sindicales reclaman por el desempleo y el ajuste, acá unos pocos dirigentes con ambiciones políticas recurren al bloqueo de rutas y servicios para hacer sentir una medida que no cuenta con el apoyo de la clase trabajadora".