El presidente de EE. UU., Barack Obama, intentó una vez más acercar las posturas de republicanos y demócratas para realizar la reforma sanitaria, que últimamente ha provocado muchas discusiones acaloradas.
Trató de convencer a sus oponentes de la efectividad de su proyecto de reforma durante el encuentro de seis horas que tuvo lugar en la residencia de Blair House, enfrente de la Casa Blanca, y fue transmitida por la cadena C-SPAN. Sin embargo, parece que sus tentativas no han tenido éxito: los representantes del Partido Republicano siguen insistiendo en que este proyecto de ley es "falso".
El jefe de Estado invitó a más de 40 legisladores, esperando que se centraran "no sólo en lo que diferimos, sino en lo que estamos de acuerdo" y no cayera todo en un "teatro político". El presidente instó a los legisladores a ir más allá de las acusaciones partidistas. "Todos sabemos que es algo urgente y desgraciadamente el año pasado se convirtió en una batalla demasiado ideológica, demasiado partidista, y creo que la política acabó por imponerse al sentido común".
Según Obama, era necesario reformar el sistema de sanidad pública hace tiempo y la crisis que sufre impide el desarrollo de la economía del país. "Este es un asunto que está afectando a todos, no sólo a aquéllos sin cobertura médica. Creo que esta preocupación es bipartidista", dijo.
Sin embargo, no se logró un compromiso: los republicanos sólo confirmaron sus pretensiones. Asimismo, el senador republicano Lamar Alexander informó al mandatario de que su proyecto es equivocado y le exigió volver a empezar la reforma sanitaria. "Tenemos que comenzar tomando el actual proyecto y guardarlo en un cajón y comenzar con una hoja en blanco. Éste es un auto que no puede ser retirado y arreglado", afirmó.
La idea de Obama consiste en crear un sistema con el que los estadounidenses que reciben un seguro de sus patronos lo conserven y los que pagan por sí mismos o no trabajan puedan obtener otras oportunidades para asegurarse. Actualmente casi 46 millones de ciudadanos no pueden hacerlo. La Casa Blanca va a asignar a esta reforma cerca de un billón de dólares durante los próximos 10 años, pero los republicanos indican que los contribuyentes, al final, se verán obligados a pagar 1.8 billones de dólares y consideran el proyecto inefectivo.
La reforma sanitaria fue un punto clave del programa electoral de Barack Obama. En cuanto fue elegido, proclamó que los servicios de salud pública, asequibles para todos, el seguro estatal, para competir con las empresas privadas de seguros, y la rebaja de precios de los medicamentos serían los tres puntos principales del proyecto. Si la reforma fracasara, esto podría estropear la imagen de la Administración norteamericana.