Tales opciones fueron discutidas ya antes de los comicios presidenciales de este mes, pero tras la reelección de Barack Obama, la Casa Blanca está más dispuesta a arriesgarse que antes. Además, los últimos éxitos tácticos de los insurgentes sirios “han dado una nueva urgencia y un nuevo foco a este debate”, según un alto cargo gubernamental citado por el perdiódico.
En este debate, que tiene lugar en la Casa Blanca, el Pentágono, el Departamento de Estado y la CIA, algunos funcionarios afirman que los riesgos son demasiados por la posibilidad de que el conflicto se expanda.
Por otra parte, otras voces justifican una intervención más profunda por la gran cantidad de víctimas mortales que ya suma el conflicto, así como por el peligro de que las armas químicas sirias acaben incontroladas y por la oportunidad de privar a Irán de su último aliado en la región.
Ayuda militar
EE.UU. niega estar proporcionando armas a la oposición y afirma que tan solo ofrece equipamiento técnico y ayuda humanitaria, valorada en 200 millones de dólares.
Sin embargo, una cantidad de agentes de la CIA actúa secretamente en la zona fronteriza con Turquía ayudando a los aliados a decidir qué grupos de la oposición siria recibirán armas, según fuentes gubernamentales estadounidenses y la Inteligencia árabe.
Actualmente los insurgentes sirios reciben armas a través del territorio turco, una trama supervisada por Arabia Saudita y Qatar. Gran parte de las armas acaba en las manos de islamistas yihadistas y no en las de los grupos seculares apoyados por Occidente.
Una intervención mayor de EE.UU. en el abastecimiento de armamento podría asegurar que el material llegue a quienes está dirigido, según funcionarios gubernamentales.