El apoyo a Palestina en la ONU permite "dar por terminada la hegemonía de EE.UU."
En un comunicado oficial la Cancillería de Panamá, el único país de América Latina que votó este jueves en contra de reconocer a Palestina como Estado observador de la ONU, alega que debe “primero negociar de forma directa un proceso de paz con Israel en el que se reconozca el derecho del país hebreo a su seguridad”.
El Gobierno panameño admite que el pueblo palestino “tiene derecho a ser reconocido como Estado y, consecuentemente, formar parte de la comunidad internacional de Naciones Unidas, sin embargo, para ello, debe, primero, resolver sus diferencias con su vecino”.
La analista independiente, Conchetta Dellavernia, pone en duda esa declaración. “Los intereses de Estados Unidos en Panamá le han obligado a tomar esta decisión, al igual que la República Checa”, arguye la experta. “Son países subordinados a EE.UU.”.
EE.UU., dice la escritora, “está en una crisis muy grave, galopante. Y claro que está perdiendo toda su influencia. Y en esta última votación está claro que EE.UU. ya no tiene el mismo poder que tenía tiempo atrás. Les quedan los más afines, los estados justitos que le apoyan”.
Los intereses de EE.UU. en Panamá le han obligado a tomar esta decisión".
“Debido a la crisis en que se encuentra tanto políticamente como económicamente EE.UU., —adelanta— los demás países se dan cuenta que seguir apoyando (…) les va a causar unos grandes problemas, porque ya no es el imperio de fuerza que era. Ahora no es el tigre que mordía, es el tigre de papel”.
En cuanto a Israel, a juicio de Dellavernia, no solo está debilitado, sino realiza su política “al margen de la legitimidad internacional”. Por eso “la lección que hemos sacado (…) es que podemos dar por terminada la hegemonía de EE.UU. e Israel a nivel internacional”, dice la investigadora.
Impulsada por el presidente palestino Mahmud Abás, la Asamblea General de Naciones Unidas admitió ayer a la Autoridad Nacional Palestina como Estado observador, con 138 votos a favor. Solo nueve países votaron en contra: Canadá, República Checa, Palau, Nauru, Micronesia, Islas Marshall, Panamá, EEUU e Israel. Más 41, entre ellos Alemania y Reino Unido, se abstuvieron.