Después de varias explosiones producidas frente a la puerta de entrada al complejo militar de EE.UU. y un tiroteo, que duró dos horas, fueron encontrados al menos doce cadáveres de los atacantes. Según informan las fuentes de la agencia Reuters, todos estaban vestidos con uniformes de la Policía o el Ejército de Afganistán, aunque todavía no se ha podido confirmar si pertenecían a las fuerzas de orden público afganas o se habían camuflado para desorientar a los soldados estadounidenses.
El portavoz del Ministerio de Defensa afgano, general Mohammad Zahir Azimi, citado por la agencia AP, aseguró que “ninguno de los atacantes tuvo éxito en abrir una brecha en el perímetro”. Pero las fuentes talibanes insisten en lo contrario.
Un representante del movimiento, el ‘muyahidín Zabihullah’, ha enviado un mensaje de texto a varios medios de información donde confirma que un grupo de insurgentes por primera vez logró penetrar en una instalación militar estadounidense. Precisa que el grupo detonó un coche bomba antes de proceder al asalto. El ataque, dice, causó “importantes bajas entre el enemigo”.
A su vez, los portavoces del Ejército de EE.UU. y la misión de la Alianza indican que algunos heridos en los enfrentamientos han sido ingresados en un hospital, pero se desconoce si los combates han causado muertos entre sus efectivos. Las fuentes oficiales afganas han declarado la pérdida de uno de sus uniformados en el combate.