Las autoridades admitieron la pérdida de 170 cajas de carpetas recientemente transferidas a Londres desde sus antiguas colonias. El ministro de la Oficina de Asuntos Exteriores y de la Mancomunidad, David Lidington, dijo que el Gobierno desconoce qué pasó con aquellas carpetas después de su envío, si todavía existen o han sido destruidas.
Según suponen los historiadores, los documentos contenían la información secreta que los británicos preferían esconder después de que toda la serie fuese desclasificada. Así, una selección de carpetas sobre Kenia, desclasificada anteriormente, reveló grandes abusos cometidos por las administraciones coloniales contra la población civil y los reclusos de las cárceles.
El Gobierno desconoce qué pasó con aquellas carpetas después de su envío"
Aquellos documentos desempeñaron un papel decisivo en un juicio, en el que tres keniatas de edad avanzada demostraron que habían sido sometidos a torturas inhumanas durante la supresión de la rebelión del Mau Mau (1952—1960). En aquel pleito eran investigados cerca de 8.800 documentos clasificados.
La información descubierta reveló que después de sofocar el motín las autoridades coloniales intentaron disimular el asesinato de 11 personas reprimidas. Todas las víctimas habían sido golpeadas hasta la muerte en un campo de concentración por los vigilantes británicos.
Un tribunal —también británico— falló a favor de los keniatas demandantes, les permitió buscar recompensas por los porrazos y los acosos sexuales que sufrieron durante su reclusión. Antes de que las carpetas desaparecieran, cerca de 2.000 keniatas y decenas de miles de vecinos de las antiguas colonias británicas en otras partes del mundo hipotéticamente podrían demandar al Gobierno de Reino Unido, apoyándose en las tradiciones del derecho anglosajón.