En la crítica situación en la que se encuentra Grecia los grupos anarquistas y neonazis usan la indignación de la gente y su falta de esperanza para ganarse su simpatía y se enfrentan abiertamente a las consecuencias de la crisis financiera y a las medidas que toma el Gobierno para resolver los problemas.
“Hay muchas personas que siempre han votado por partidos tradicionales pero ahora lo han perdido todo y están desesperados, —sostiene el periodista Panagiotis Sotiris—.
No creen más en el Gobierno y empiezan a apoyar a los radicales”.
“Ahora con la crisis económica la violencia para muchos es ya una solución”, opina el escritor griego Dimitris Psarras.
La popularidad de los movimientos extremistas crece más rápido que nunca, alarmando no solo a los especialistas sino también a los ciudadanos que prefieren evitar posturas extremas.