A la luz del escándalo Petraeus/Allen mientras la opinión pública presta atención a los detalles de sus dramas familiares, uno podría pensar que el verdadero escándalo radica en el alcance de la vigilancia del Estado, ya que, si se toma el caso del general Allen, la investigación se remonta a miles de correos electrónicos privados, en los que, al parecer, solo sobresalen las "comunicaciones inapropiadas" con Jill Kelley, la mujer que recibió correos amenazadores supuestamente remitidos por Paula Broadwell, la amante del ex director de la CIA David Petraeus.
RT: ¿Será que este escándalo demuestra que no existe realmente la privacidad en un Estado vigilante?
William Binney: Sí, es justamente lo que he estado diciendo desde hace algún tiempo. El FBI tiene acceso a la información recolectada, básicamente los correos electrónicos de prácticamente todo el mundo en el país. Todos los miembros del Congreso están bajo vigilancia también, nadie está exento, esto le puede pasar a cualquiera. Si el Gobierno decide poner a alguien en su punto de mira, ellos pueden revisar de manera retroactiva todos los e-mails de esta persona durante al menos diez años.
RT: Dado que deben tener miles de millones de correos electrónicos almacenados,
¿cómo hacen ellos para priorizar? ¿Qué filtros utilizan?
William Binney: Ellos no priorizan, porque lo almacenan todo, no hay ningún tipo de filtro. Así que cuando quieren investigarte, es solo cuestión de buscar tus datos en esa gran base de datos y extraer toda tu información.