Según la Alianza, la medida es puramente "defensiva" y no servirá para influir en el conflicto interno de Siria. Su misión proclamada será proteger a la población e infraestructuras turcas de la amenaza que supone una guerra al otro lado de la frontera.
Según ha declarado el jefe de la alianza, Anders Fogh Rasmussen, Alemania, Países Bajos y EE.UU. están preparados para enviar a Turquía los complejos de misiles Patriot, bajo la dirección de la OTAN.
"La OTAN se ha comprometido a aumentar la capacidad de combate de la defensa turca. Estamos decididos a proteger a la población y el territorio de Turquía", dijo Rasmussen.
Turquía solicitó de la Alianza que coloque los sistemas antimisiles en su territorio el mes pasado, después de que un obús procedente de Siria cayera en el país provocando la muerte de cinco personas e hiriendo a otras 13. La llegada de los misiles a suelo turco y su despliegue puede tardar aún semanas.
Moscú, a su vez, advierte contra la medida y avisa que este paso solo podría agravar la tensión turco-siria. Al mismo tiempo, descarta la posibilidad de un ataque a Turquía por parte de Siria, un país que “ni siquiera es capaz de tratar sus propios problemas internos".
Además la OTAN hizo hincapié en el tema de las armas químicas que provoca la inquietud de Occidente. Los aliados expresaron por unanimidad su profunda preocupación por los informes que señalan que Siria podría estar considerando el uso de armas químicas.
"El uso de armas químicas por Damasco es totalmente inaceptable y contrario al derecho internacional", dijo Rasmussen.