Según varios diplomáticos israelíes, esta oposición por parte de la comunidad internacional no podría haber ocurrido sin la complicidad de la Administración de Obama, que en repetidas ocasiones mostró su desacuerdo con las ideas de Netanyahu sobre los asentamientos, informa The Telegraph.
"No sería un error decir que Europa actúe con el ánimo de Washington. La Casa Blanca autorizó a Europa para atacar al Gobierno de Netanyahu y para castigarlo", dijo el analista Shimon Shiffer al diario israelí Yedioth Ahronoth.
Cabe mencionar que EE.UU. criticó a Israel por su política de asentamientos, subrayando que "estas actividades retrasan las negociaciones de paz". Este lunes la Casa Blanca urgió a Israel a reexaminar sus planes de construcción de asentamientos hebreos.
El lunes también Francia, Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca y España convocaron a los embajadores de Israel en sus países para discutir el plan del primer ministro israelí sobre la construcción de 3.000 nuevas viviendas en los asentamientos hebreos en Jerusalén Este y Cisjordania, territorios ocupados por Israel. A la fuerte reacción internacional se unieron también Australia, Brasil y Egipto que amenazó con desestabilizar sus relaciones ya bastante frágiles.
Pese a que la comunidad internacional mostró su desacuerdo con los planes de Netanyahu, el Gobierno israelí sostiene que su país no retrocederá en la idea de ampliar los asentamientos. Fuentes cercanas a las autoridades israelíes comunicaron a la prensa local que además de las 3.000 nuevas viviendas recientemente anunciadas, se van a revisar los planes para construir 1.700 viviendas en Ramot Shlomo, en Jerusalén oriental, y otras 2.600 en Givat Hamatos.