Se trata de un proyecto de ley sobre sanciones de entrada en el país contra varias personas sospechosas para Washington de estar relacionadas con el caso de Serguéi Magnitski, asesor de una empresa británica con filial en Rusia que murió en noviembre de 2009 por falta de asistencia médica en un calabozo de Moscú. Estaba procesado por evasión de impuestos.
"La decisión del Senado es un espectáculo de un teatro de absurdo", sostienen los diplomáticos rusos. Comentan que probablemente Washington "cree que la Guerra Fría todavía no se ha acabado" y recuerdan que cualquier país tiene el derecho de no conceder el visado a una persona si lo considera inapropiado y que para esto no se necesita una ley especial.
Al mismo tiempo, el Ministerio destaca que no puede aceptar reproches en violaciones de derechos humanos de un Estado que "en el siglo XXI tiene legalizadas oficialmente las torturas y secuestros de gente por todo el mundo". De acuerdo con los diplomáticos, la aprobación del Acta Magnistski es una "venganza" por la política rusa en la arena internacional.
Para que el Acta Magnitski entre en vigor el presidente Barack Obama debe firmarlo.
Mientras tanto, Obama prometió apoyar a los que defienden la democracia en Rusia.
"Mi administración seguirá trabajando con el Congreso y nuestros socios en un intento por apoyar a los que están trabajando para asegurar un futuro libre y democrático de Rusia y buscará la primacía de la ley y el respeto de los derechos humanos en el mundo”, reza un comunicado de Obama.La enmienda de Jackson–Vanik fue aprobada por EE.UU. en 1974. Dicha ley limita las relaciones comerciales del país norteamericano con los estados cuyas autoridades violan los derechos humanos y obstaculizan el libre movimiento de sus ciudadanos fuera de sus fronteras. A pesar de que la enmienda no ha sido abolida en referencia a Rusia como país sucesor de la Unión Soviética, en la práctica no funciona desde 1989, ya que EE.UU. aplica anualmente una moratoria a la ley.