El jefe de las fuerzas estadounidenses en Asia-Pacífico, el almirante Samuel Locklear, dijo este jueves en rueda de prensa
que EE.UU. va a "vigilar estrechamente" el lanzamiento del cohete, dando a entender que cualquier lanzamiento de un cohete del largo alcance "violaría la resolución del Consejo de Seguridad" y destabilizaría la seguridad, no solo en la región, sino a escala mundial.
El almirante añadió que EE.UU. actúa no solo movido por su propio interés, sino también para "asegurar a sus aliados".
Este operativo de vigilancia fue emprendido por EE.UU. tras el rechazo de Pyongyang a abandonar sus planes de lanzamiento del cohete.
A continuación la Marina estadounidense desplazó dos buques de guerra adicionales, el USS John S.McCain y el USS Shiloh, hacia las costas de Corea del Norte.
Japón ha reforzado su seguridad ante el plan norcoreano y ha ordenado a su ejército que intercepte el cohete norcoreano si alguna de sus fases amenaza su seguridad. Además la Marina nipona desplazó tres buques de guerra al Mar de China Oriental y el Mar de Japón para vigilar el trayecto del cohete norcoreano y derribarlo sus fragmentos si se desvían de su trayectoria
El lanzamiento del cohete norcoreano de largo alcance tendrá lugar entre el 10 y el 22 de diciembre. Mientras Corea del Norte insiste en que se trata de una maniobra con fines pacíficos enmarcada en su programa de investigación científica espacial, el plan ha generado rechazo en la comunidad internacional, que supone que el país encubre una prueba relacionada con tecnología de misiles balísticos.