Los aliados extranjeros de la oposición consideran que la guerra civil ya ha llegado a su punto crítico y es la hora de ayudar a los grupos rebeldes a unirse en una sola estructura para hacer el último esfuerzo en la lucha contra el régimen.
El Reino Unido, EE.UU. y Francia acordaron que sus territorios no servirán de base para el entrenamiento de los rebeldes y se utilizarán los campos de la vecina Turquía. Se espera que la decisión provoque críticas internacionales y acusaciones de injerencia ante una posible repetición del escenario libio.