En menos de dos meses, el continente latinoamericano se estremeció en dos frentes. Recién iniciado el 2010, la isla caribeña conoció la furia de un temblor, pero ahora es Chile el país que pasó de la calma de una madrugada a la violencia de una sacudida con una fuerza de 8.8 grados en la escala sísmica.
El terremoto del 28 de febrero pasado fue 50 veces más poderoso que la catástrofe que estremeció a Haití en enero, pero la cifra de las víctimas fue mucho mayor en la isla. Las razones son numerosas.
El epicentro del temblor
Por causas naturales Chile resultó más afortunada que Haití. El epicentro del temblor en Chile ocurrió a casi 34 kilómetros bajo la superficie del mar, lo que disminuyó las ondas sísmicas. Lo contrario pasó en Puerto Príncipe, donde el movimiento se originó a 12 kilómetros de profundidad y las ondas sísmicas no encontraron amortiguamiento.
Además, el epicentro del terremoto chileno se localizó a 200 kilómetros de Santiago, la capital y la ciudad más poblada del país. En Haití, fue su capital Puerto Príncipe, donde vivían cerca de tres millones de personas, la ciudad más devastada.
Costumbre sísmica
Chile es un país que vive bajo una especie de espada de Damocles sísmica, está mucho mejor organizado para responder a este tipo de desastres ya que cada cuarto de siglo una les recuerda su vulnerabilidad.
Miles de viviendas en este país sudamericano están diseñadas para resistir los temblores de tierra. En Haití, según datos de los arquitectos, había solo tres edificios antisísmicos.
Además, los chilenos están más preparados para situaciones similares, lo que minimiza los riesgos. Ellos saben que en caso de sismo hay que buscar resguardo y mantenerse lejos de los cristales.
Los haitianos nunca habían sufrido un terremoto en su vida. El último sismo fue registrado en el año de 1842. En el momento del temblor muchos se aferraban a columnas de cemento que se derrumbaban entre sus manos.
Reacción del gobierno
Los consejos de los ingenieros y sismólogos encuentran eco en el gobierno chileno que reaccionó de inmediato a la tragedia. La mandataria del país dio informes apenas unas horas después del terremoto.
En cambio, el gobierno de Haití actuó con menor rapidez.
Haitianos en Chile
Menos de dos meses tenía la familia de Pierre Desarmes en Chile, un músico haitiano que reside en esa ciudad. Habían llegado al país sudamericano en busca de una vida sin terremotos. Después de la tragedia del 12 de enero en la isla, los padres del joven, Jeanelia Pierre y Joseph Desarmes, junto con sus hermanos y primos, escaparon de la devastación para refugiarse en un sitio que consideraban seguro. El 23 de enero ellos arribaron a Santiago, donde de nuevo revivirían toda la angustia y la desesperación ocurrida en su tierra natal.
Pierre dice sobre su numerosa familia: "Ellos no están acostumbrados a un terremoto. Haití no es un país sísmico como Chile, por lo demás las construcciones no son antisísmicas, así que los destruyó en todos los sentidos".
El temblor de Chile encontró a Pierre cuando regresaba a su casa.
"Voy de vuelta a mi casa y veo como todo empieza a moverse. Lo único que quiero es regresar con mi familia, saber que se encuentran bien. Todos estaban en el patio, rezando y rogándole a Dios que todo pasara y yo de pie frente a ellos tomé una posición de fortaleza emocional tan grande que no sentí miedo, sólo quería protegerlos", relata.
Cuenta que los trató de convencer de que en Chile era normal, pero a los familiares les cuesta mantener la calma. “El terror que sienten es muy grande. No es el mismo infierno, pero sí el mismo miedo", dice.