Masacre en Connecticut: "El tirador golpeaba la puerta y ordenaba que lo dejáramos entrar"

La masacre de Connecticut se cobró la vida de 27 personas, entre ellas 20 niños, siendo una de las mayores tragedias en una escuela estadounidense. Los sobrevivientes cuentan los detalles del día que se convirtió en el peor recuerdo de sus vidas.
"La Policía nos dijo que nos tomáramos de la mano y cerráramos los ojos. Solo abrimos nuestros ojos al salir del colegio", relata a un diario local Vanessa Bajraliu, una niña de nueve años. 
"Todos lloraban, llamaban a sus padres, a algunos les dio dolor de estómago", dice otra alumna, de tercer grado.

 

Al oír los disparos, la profesora de música Maryrose Kristopik llevó a sus 15 estudiantes al cuarto de baño, cerró la puerta y se resguardó allí con ellos. A los alumnos les dijo que eran solo golpes y les pidió mantener calma. Sin embargo, unos segundos después el asesino encontró el sitio donde se habían escondido. 
"El tirador golpeaba la puerta y ordenaba que lo dejáramos entrar. Pero no logró entrar", relata la profesora, que ya se convirtió en una auténtica héroe para los padres de los niños sobrevivientes.
"¿Qué es lo que piensa un padre cuando se dirige a una escuela donde hay un tiroteo? Es el momento más terrible de la vida de un padre... No tienes ni idea", exclama Richard Wilford, el padre de uno de los alumnos.

 

El incidente se convirtió en una de las mayores tragedias en una escuela estadounidense en toda la historia del país.
El sospechoso de la masacre Adam Lanza, de 20 años, que portaba cuatro armas y un chaleco antibalas, se suicidó en el lugar de la tragedia. 18 niños murieron en el acto, mientras que otros dos fallecieron en el hospital.