Según los medios locales, la gente empezó a devolver a las tiendas las latas de Coca-Cola y Spendrups reclamando la devolución del dinero, porque las bebidas olían y sabían a disolvente. De momento no se ha informado sobre posibles casos de intoxicación.
“Tomamos la situación con toda seriedad”, dijo un portavoz de Coca-Cola a los medios. La producción en Jordbro, al sur de Estocolmo, “empezó hace 14 años y nunca pasó nada parecido”, añadió.
“Hemos revisado todas las etapas de la producción y hasta ahora no hemos encontrado ninguna irregularidad. Distribuimos el producto por todo el país pero las denuncias vienen solo de una región. Es muy extraño”, concluyó el portavoz.