Según explica la revista, Eugenio Kaspersky es justo merecedor del 8º lugar que ocupa en la lista por entorpecer los esfuerzos de EE.UU. a la hora de atajar las ambiciones nucleares de Irán, contribuyendo a desenmascar los ciberataques orquestados por Washington contra la república islámica.
Además, la publicación destaca que Kaspersky “colabora con los Servicios Federales de Seguridad (FSB)”, proporcionándoles asesoramiento técnico, y “entrenando a sus agentes en informática forense”. Debido a estas supuestas buenas relaciones con el FSB, Occidente cuestiona la independencia de la compañía, acusaciones que Kaspersky rechaza.
En mayo el laboratorio Kaspersky fue la primera compañía en descubrir un nuevo tipo de virus Flame, que afectó al menos a 5.000 computadoras, la mayoría situadas en Irán, cuya complejidad y funcionalidad superaba las de otras amenazas cibernéticas conocidas hasta la fecha. Meses después, en agosto, detectó un virus apodado Gauss que ataca sistemas bancarios en países de Oriente Medio similar a las ‘ciberarmas’ Flame y Stuxnet.
“Podemos decir con un alto grado de certeza que Gauss proviene de la misma ‘fábrica’ o ‘fábricas' que las recientes armas cibernéticas como Flame, Stuxnet y DuQu”,señaló Kaspersky en un informe, matizando que todos estos programas malignos pueden utilizarse para “operaciones gubernamentales de espionaje cibernético”. Diferentes expertos independientes llegaron a la conclusión de que detrás de los ataques cibernéticos contra Teherán pueden estar EE.UU. o Israel.
Además del magnate ruso, la lista incluye a Paula Brodwell oficial de la armada de la CIA y amante de su director, David Petraeus, Qassem Suleimani, jefe de las Brigadas Al Qods, que se encarga de la supervisión de las operaciones en el exterior de la República Islámica, el presidente sirio, Bashar al Assad, y su homólogo egipcio Mohamed Morsi, entre otros.