No cumplir con esta exigencia será penado según las leyes sobre etiquetado 'engañoso', indica la propuesta, que será votada en enero.
La idea es simple: la población tiene derecho a saber de qué está compuesto lo que come, comenta la propuesta su autor, el senador Peter Wirth: "El etiquetado de los productos transgénicos dará a los consumidores la información básica que les ayudará a decidir qué tipo de comida prefieren comprar".
Aunque parece algo muy sensato, el fracaso de los intentos anteriores demuestra que la aprobación de la enmienda no es fácil. El día de las elecciones presidenciales la población de California rechazó la proposición 37, diseñada para proporcionar a los consumidores información sobre la presencia de productos transgénicos en los alimentos. Los autores de la enmienda señalan que su derrota se debe al poder del gigante multinacional, que donó más de 8 millones de dólares para desacreditar esta iniciativa.
Marcar los alimentos genéticamente modificados mejorará y ampliará el conocimiento sobre la ingeniería genética, opina Eleanor Bravo de la rama mexicana de la ONG Foods & Water Watch: "Necesitamos que la investigación de la ingeniería genética se amplíe más allá de las empresas que tienen las semillas y buscan su beneficio, y el etiquetado lo dejará hacer". Grant Lundberg, del productor de alimentos orgánicos
Lundberg Family Farms, comentó: "Pase lo que pase, hemos hecho que la gente sepa más sobre un asunto muy importante".