Las Fuerzas Aéreas estadounidenses comenzaron un programa de despliegue de escuadrones de tres tipos de aeronaves cerca del país oriental: bombarderos 'invisibles' B-2 y cazas multifuncionales F-22 Raptor y F-35 Joint Strike Fighter.
En junio, el Pentágono reveló sus planes para reestructurar las fuerzas militares del país y desplegar el 60% de sus aviones de combate en la región de Asia-Pacífico para 2017. Según el secretario de Defensa, Leon Panetta, la decisión no está destinada a intimidar a China, sino que es un intento de "asegurarse de que los recursos militares de EE.UU. se reparten por la zona en la que podrían ser más necesarios".
"El creciente enfoque de EE.UU. en dicha región se interpreta por algunos como un desafío a China, pero yo rechazo esa visión por completo", dijo Panetta. No obstante, Panetta agregó que llevar a cabo despliegues de este tipo ayudará al país a “mantener su liderazgo y presencia militar en el mundo”.
Las autoridades militares estadounidenses creen que los dos países están estrechamente vinculados en la esfera económica y otra Guerra Fría no entra en los planes de ninguna de las partes ni traería ningún beneficio para ellas.
Sin embargo, el Pentágono dejó claro que el programa de despliege de estos cazas superfurtivos y superrápidos, que son los más caros del mundo, vuelve a poner de relieve el nuevo enfoque de la estrategia de seguridad y de política exterior de EE.UU. en Asia-Pacífico, región donde China está desarrollando avanzados sistemas de radares y medios antiaéreos.