Sin embargo, algunas ciudades como Ámsterdam, por ejemplo, ya han dicho que introducirán las nuevas reglas parcialmente por el temor de perder los ingresos de la industria turística. Seguirán permitiendo el acceso de los extranjeros a los 'coffee shops', pero prohibirán el consumo de cannabis en los centros educativos. Los locales de venta que estén cerca de los colegios se cerrarán, mientras que a los alumnos y estudiantes que encuentren con cannabis, tanto en los espacios escolares como en las zonas residenciales, tendrán que pagar multas.
Según las autoridades, las nuevas medidas ya están teniendo efecto positivo en el sur del país, donde están vigentes desde mayo pasado. Su objetivo es combatir el llamado 'turismo de drogas' y el crimen relacionado con este. Sin embargo, la industria de la marihuana insiste en que es muy probable que la ley tenga un efecto contrario y fomente la venta callejera ilegal de drogas.
Vigente desde 1976, la normativa de funcionamiento de los 'coffee shops', que en la última década se han reducido de unos 1.500 a 660 en toda Holanda, era considerada hasta ahora como una regulación modelo para mantener bajo control el uso de drogas blandas y reducir al mínimo su tráfico ilegal.