Situado en el puerto de Nueva York, en el aparcamiento policial Erie Basin y el almacén de pruebas había coches involucrados en casos investigados, junto a 9,846 barriles de ADN que constituye información sensible y miles de fusiles. La supertormenta invadió Nueva York y el agua penetró en los almacenes destruyendo su contenido.
El desastre está afectando al sistema judicial estadounidense, donde al menos en cinco ocasiones un oficial constató que las evidencias todavía existían pero se habían echado a perder. Sin embargo, el número podría crecer.
Las pruebas para el caso de una violación en Manhattan desaparecieron de la base de datos. Ahora la defensa siente perplejidad ya que no puede usarlas para probar la inocencia de su cliente.
Más de veinte policías están encargados de recuperar las evidencias de los dos almacenes, mientras que el Departamento de Policía contempla la posibilidad de contratar a empleados para clasificar los documentos dañados por la tormenta, muchos de los cuales se han visto contaminados con aguas residuales.
Justo antes de que Sandy devastara Nueva York a finales de octubre de 2012, el Departamento de Justicia estadounidense asignó más de 1,25 millones de dólares para mejorar el sistema de conservación de evidencias, incluyendo el ADN, con el fin de apelar casos con condenas injustas.