El primer ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown, insiste en que desatar una guerra contra Iraq fue una buena idea. “Creo que hemos tomado las decisiones correctas por las razones correctas” dijo el 'premier' británico durante su comparecencia en la comisión independiente presidida por Sir John Chilcot. Brown indicó que la información de los servicios de inteligencia sobre la existencia de armas de destrucción masiva en manos de Sadam Hussein “hizo creer que Iraq era una amenaza que exigía intervenciones". Sin embargo estas armas no fueron encontradas después de la invasión.
La comisión de John Chilcot investiga la participación del Reino Unido en la guerra en Iraq, que se cobró la vida de 179 militares británicos y más de 8.500 millones de libras en gastos económicos. El anterior primer ministro británico, Tony Blair, ofreció su testimonio de seis horas el pasado mes de enero y también comparecieron ante la comisión el ex ministro de Defensa Geoff Hoon y ex responsable de asuntos exteriores Jack Straw. En 2003, en el momento de la invasión, Gordon Brown ocupaba la cartera de Finanzas en el Gobierno laborista de Tony Blair y era el primer ministro cuando las tropas de combate británicas completaron su retirada de Iraq el año pasado.
A Gordon Brown le critican por la implicación personal que tuvo en la decisión política de embarcar al Reino Unido en la guerra de Iraq. La opción de la participación británica en la invasión fue aceptada por todo el gabinete, asegura Brown e insiste en que este tipo de decisiones no era asunto suyo. “Mi papel no era intervenir en negociaciones diplomáticas, sino asegurar que habría recursos para todo”.
Durante su comparecencia frente a la comision, Gordon Brown tuvo que dar respuesta a las acusaciones de haber aplicado recortes presupuestarios y de esta forma haber privado a los militares de los recursos necesarios para afrontar la guerra. Se trata, entre otros, de no permitir el envío adicional de helicópteros a Iraq y Afganistán, lo que supuestamente expuso a mayor riesgo a las tropas británicas. Gordon Brown ha negado estas acusaciones recordando que en 2002 él prometió al entonces primer ministro Tony Blair que “no habrá ninguna restricción financiera para la campaña militar”. "Creo que hicimos un buen trabajo sobre los costes de la guerra", dijo Brown.
Inicialmente Gordon Brown planeaba declarar ante la comisión después de las elecciones generales en Gran Bretaña que se celebrarán el 6 de mayo, pero bajo la presión de los parlamentarios de la oposición acordó comparecer ahora. Las últimas encuestas muestran que el laborismo tiene posibilidades de ganar las elecciones después de acortar bruscamente la desventaja de 15 puntos frente a sus rivales conservadores.